Cuidados de la piel tras el verano

Cirugía Plástica Zaragoza

El verano es una época de desconexión, diversión y nuevas sensaciones. A casi todos nos encanta este periodo: las vacaciones, el descanso, hacer turismo, disfrutar al aire libre y sumergirnos en nuevas experiencias. Física y mentalmente nos sentimos mejor, pero una parte de nuestro cuerpo, la piel, sufre entonces las mayores agresiones externas, a consecuencia sobre todo de la excesiva exposición a los rayos solares, los aires acondicionados y el cloro de las piscinas.

Tanto es así que, al concluir las vacaciones, casi todas las pieles presentan problemas como estos:

  • aspecto áspero y poco luminoso como consecuencia de la deshidratación de la epidermis;
  • aparición de arrugas, flacidez y otros signos de envejecimiento prematuro ocasionados por la destrucción y el desorden en las fibras dérmicas de colágeno y elastina.

Afortunadamente, no todo es negativo: algunos problemas dermatológicos —como el acné, la dermatitis y la psoriasis— mejoran gracias a la acción de los rayos solares antes de que la llegada del otoño haga que la piel vuelva a descamarse, las manchas psoriásicas enrojezcan y los granos característicos de la adolescencia reaparezcan con más fuerza.

El sol, tomado con moderación, es bueno para nuestra piel porque aporta vitamina D y regula el ciclo sueño-vigilia. El problema lo ocasionan sus rayos ultravioletas, cuyas características alteran y deterioran el ADN de nuestro colágeno, generando un envejecimiento precoz de la piel.

Medidas para la regeneración de la piel

Durante todo el año, pero muy especialmente tras el verano, es fundamental adoptar algunos cuidados para regenerar —y recuperar— nuestra piel. Lo primero de todo es hidratarla correctamente; después, podemos acudir a un centro de estética y limpiarla con alguno de sus tratamientos habituales. A continuación será el momento de exfoliarla con un peeling suave de ácido glicólico o vitamina C, y terminaremos el proceso con una correcta nutrición por medio de las cremas apropiadas.

En cuanto a los daños causados por el sol, su cuidado depende de la intensidad de los mismos. La mayoría de las dermatitis y pequeñas erupciones se solucionan con un sencillo tratamiento tópico. Para la deshidratación o sequedad, las cremas hidratantes son idóneas. Otra cuestión más compleja es cómo eliminar las manchas ocasionadas por los melanocitos, unas células que segregan melanina —el principal componente de la tinta del calamar— y pigmentan la dermis de nuestra piel, bronceándola. Sin embargo, a menudo esta coloración no se elimina de una manera uniforme, por lo que quedan manchas antiestéticas que se pueden quitar con IPL, un tratamiento con luz intensa que destruye estas células y facilita que nuestro cuerpo consiga eliminarlas.

Esta técnica es también muy aprovechada para eliminar arrugas faciales: el estímulo que produce en la epidermis contribuye a su regeneración, motivo por el cual también se aplica a otras patologías de la piel y en ciertos casos de fotodepilación.

Otras técnicas y principios para mejorar la piel

Todos sabemos que la pérdida de colágeno provoca una reducción inmediata de la elasticidad y la firmeza de nuestra piel. Para contrarrestarlo solo caben dos alternativas: aportarlo desde fuera mediante el ácido hialurónico —un procedimiento habitual para dar volumen a los labios, los surcos y las arrugas en general— o acudir a un tratamiento de última generación, muy en boga hoy en día, que consiste en extraer las plaquetas de la sangre del paciente e inyectarlas en su epidermis para estimular la regeneración de la piel, aportar más tersura y mejorar su aspecto.

La aplicación de la toxina botulínica, un sistema tradicionalmente conocido como bótox, actúa de una manera diferente, ya que paraliza el músculo que produce la arruga: la erradicación del mecanismo que la forma conlleva su desaparición.

Uno de los avances más significativos para la regeneración de la piel es la bioplastia facial, que consiste en combinar varias técnicas: el ácido hialurónico se completa con vitaminas, aminoácidos y coenzimas para tratar el envejecimiento cutáneo y provocar el alisado de la piel (efecto peeling) sin necesidad de cirugía.

Cuando el tratamiento está bien indicado y se aplica profesionalmente al paciente, este nota que su piel se encuentra mejor, más lozana, cuidada y juvenil. Irradia una frescura natural más atractiva, sin que se perciban cambios de expresión ni signos artificiales en su presencia. Muchos lo definen a la perfección: son «pequeños arreglillos» que mejoran el aspecto sin llamar la atención.

Así que, para terminar, me gustaría ofrecer un buen consejo para tener siempre una piel sana y luminosa: no olvides proteger tu piel del sol y de los emisores de rayos UVA, pues producen un importante envejecimiento que se manifiesta de manera casi irresoluble a partir de los 50 años, momento en el que la piel se encuentra tan estropeada que resulta muy difícil encontrar una solución satisfactoria. Con el sol, menos es más: menos horas de exposición solar suponen disfrutar de una piel más saludable.


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