El tema de hoy es las cirugías faciales cortas. Nos referimos a las intervenciones sobre la nariz, los párpados y las orejas. Su duración no excede de los 60 minutos habitualmente, lo cual es una gran ventaja comparado con las tres o cuatro horas que puede durar un tratamiento de rejuvenecimiento facial completo.
La primera de las intervenciones es la que denominamos técnicamente rinoplastia y es la operación que nos permite modificar la forma y el tamaño de la nariz.
Los pacientes que solicitan esta intervención habitualmente presentan una nariz grande, con un dorso o giba importante y una punta nasal larga y en muchos casos caída. Lo que realizamos en esta intervención básicamente se reduce a limar el dorso y remodelar la punta nasal. Incluso en algunos casos también tratamos en tabique si hay problemas respiratorios.
Mediante la rinoplastia podemos mejorar el aspecto estético de la nariz, pero también atender a pacientes que han sufrido amputaciones, extirpaciones o traumatismos nasales importantes.
Su duración es de una hora, utilizamos anestesia general o sedación según los casos y la recuperación es de una semana.
Algunos cirujanos hablan sobre la rinoplastia refiriéndose a la ella como una intervención difícil. Esto resulta sorprendente, cuando quienes así hablan se llaman profesionales. Efectivamente, el grado de dificultad dependerá en gran medida de la habilidad y destreza del cirujano para resolver el problema. Particularmente prefiero hablar de operación de precisión más que de dificultad. Y es esta característica de precisión y el perfecto conocimiento de la técnica, lo que determina un resultado natural u otro artificial. Recordemos que un milímetro en la nariz es mucho.
Un cirujano con experiencia no hablará nunca de nariz difícil. La habilidad y maestría para realizar la intervención requerirá mayor o menor precisión, pero en las manos de un buen cirujano plástico eso no significa mayor dificultad. Siempre que intervenimos una rinoplastia debemos tratarla con la mayor pericia, exigencia y las mejores técnicas que existen actualmente.
Otra operación muy habitual en el rostro es la que va encaminada a reducir las bolsas de grasa de los párpados o como se denomina técnicamente blefaroplastia. Junto con la rinoplastia modifica el aspecto de lo que denominamos el triangulo de la belleza, formado por los ojos, la nariz y la boca.
Me gusta decir que la operación de la nariz embellece y la de los párpados rejuvenece.
Con los párpados ocurre lo siguiente: el envejecimiento no afecta de distinta forma a los párpados superiores y a los inferiores.
Los párpados superiores son una estructura móvil, que continuamente están en movimiento. El número de veces que parpadeamos oscila entre 5 y 20 por minuto.
Este movimiento repetido durante miles de veces a lo largo de nuestra vida hace que la piel del párpado superior se vuelva flácida y tienda a descolgarse.
En el párpado inferior su envejecimiento se debe al debilitamiento de la estructura interna del parpado que deja que la grasa periocular, que es la que rodea al ojo y cuya función es protegerlo y almohadillarlo, se hernie y salga al exterior formando las bolsas de grasa.
La cirugía de los párpados es diferente si hablamos del párpado superior o del inferior. En el párpado superior básicamente tenemos en la mayoría de los casos un exceso de piel y el tratamiento consiste en eliminarlo incluyendo en muchos casos también un poco de grasa.
En los parpados inferiores el principal problema consiste en eliminar las bolsas de grasa. Son las que dan un aspecto cansado y envejecido a nuestros ojos. También podemos aprovechar aquí para eliminar cierto exceso de piel pero siempre siendo prudentes.
La tercera operación más frecuente que se realiza en la cara es aquella destinada a reducir las llamadas orejas de soplillo. Y aquí estamos hablando ya de la otoplastia.
Esta es una operación que solicitan sobre todo pacientes jóvenes al contrario que la blefaroplastia donde los pacientes notan ya los signos del envejecimiento.
En la otoplastia habitualmente utilizamos anestesia local. Realizamos una incisión en la parte posterior de la oreja donde queda escondida y a través de ella se pliega el cartílago. Su postoperatorio es muy sencillo y dura aproximadamente cinco días.
Para conseguir el éxito en cualquiera de estas tres operaciones es importante entender aquello que el paciente solicita cuando acude a nuestra consulta, conocer y dominar con absoluta precisión la técnica quirúrgica elegida para cada tratamiento y además, poseer un alto sentido de la estética para conseguir un resultado siempre perfecto y equilibrado.